Hay un dicho popular que dice: " Madre hay una sola".Hoy, vamos a contradecirlo y diremos que hay muchos tipos de madres: Como aquellas,como nosotras,como ustedes,como tantas... Nuestro homenaje a todas.
Este poema de Enrique Molina, autor que por estos días estamos leyendo y releyendo nos pareció muy conmovedor pues moviliza sensaciones a aquellas que tuvimos la suerte de poder gestar a nuestros hijos. Pero también nos hace pensar en aquellas madres que existen para cuando no hay un después, para cuando todo es sinónimo de enemigo y soledad.
La Vida Prenatal
de Enrique Molina
Era el corazón de mi madre
Aquel tam tam de las tinieblas
Aquel temblor sobre mi cráneo
En las membranas de la tierra
(La lenta piragua materna
Un ritmo de espumas en viaje
Una seda de grandes aguas
Donde un suave trópico late)
Día y noche su ceremonia
-No había día ni había noche-
Sólo un hondo país de esponjas
Toda una tribu de tambores
El corazón de un solo org
ánico
Un ronco sueño de tejidos
Yo era la magia y era el ídolo
En el fondo de las montañas
Aquel t
ambor donde golpeaban
Las galaxias y las mareas
Aquella sangre germinada
Por el vino de la Odisea
Vivir en un huevo de llamas
Mezclando la tierra y el cielo
Vivir en el centro del mundo
Sin rostro ni odio ni tiempo
Crecía antiguo en la dulzura
Con astrales ojos de musgo
Yo era un germen lleno de estrellas
Un poder oscuro y terrible
Tu cor
azón -¡oh madre mía!-
Resonaba como el océano
Batía sus alas salvajes
Su insaciable tambor de fuego
Yo te besaba en las entrañas
Yo me dormía entre tus sueños
En un país de rojas plumas
Era tu carne y tu destierro
El paraíso de tu sangre
La gran promesa de tus brazos
Oía al sol en su corriente:
Tu corazón lleno de pájaros
Aquel tambor de la aventura
Aquel tambor de luna viva
La tierra ardiendo con su grito
Una vida desconocida
Las uñas las voces el frío
Los días las rosas las uvas
El viento la luz el olvido
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