
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y de la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo
pero también para todas las posiciones
intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizá también como cerrarlos.
Roberto Juarroz
1 comentario:
qué lindooo, me encantó ... estoy leyendo los diarios por el tema de la crisis en Egipto, la discusión entre demócratas y republicanos por el presupuesto en EEUU y de repente leer esto ... qué lindo!!
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